¿De dónde procede esta palabra?
El término pirata tiene su origen en la antigua lengua griega. Deriva de la palabra griega πειρατής (peiratēs), que significa el que tienta o el que ataca. La palabra en sí procede del verbo griego πειράω (peiraō), que significa probar o intentar. Según Cicerón, que utilizaba el término praedo maritimus, los piratas se consideraban enemigos comunes de todos (communis hostis omnium) porque quedaban fuera de las categorías habituales del derecho.
En la Edad Media, el término se adoptó en latín bajo la forma de pirata y posteriormente se transformó en francés para referirse específicamente a los bandidos del mar especializados en el robo de barcos mercantes. Paralelamente, surgió el término francés forban, sinónimo de pirata, procedente de la contracción de fors y ban, que significa fuera de la ley.
Es fascinante ver cómo ha evolucionado el término pirata. Originalmente, se refería simplemente a alguien que intentaba o atacaba, sin ninguna especificidad. Más tarde, se hizo más específico, refiriéndose a los bandidos del mar que saqueaban barcos mercantes. Hoy en día, ha ampliado su significado para incluir no sólo los ataques marítimos, sino también las formas modernas de piratería, como la piratería informática. A pesar de esta evolución, la etimología de la palabra pirata refleja la idea de una audaz búsqueda de fortuna, además de ilustrar su evolución desde un término general a una designación más específica de los bandidos del mar.